
La magnífica cocina de Paco Carrascosa Arévalo hace que todo aquel que pisa Taberna Puerto Lagasca regrese pronto
Por Ana S. Diéguez
Muchas veces, el valor de las cosas bien hechas supera con creces la tentación de ir a conocer locales de moda que no siempre van acompañados de una buena cocina. En Taberna Puerto Lagasca prima siempre la calidad del producto. Un concepto que su artífice, el simpático canario Pepe Caldas, arrancó en plena recesión económica de 2008, teniendo claro que al exclusivo vecindario del barrio de Salamanca le hacía falta un bonito restaurante donde se pudiera comer bien a precios razonables.
Así fue como arrancó la andadura de Taberna Puerto Lagasca. Uno de los restaurantes más entrañables que hemos visitado, donde su chef, el increíble Paco Carrascosa Arévalo, nos deleita con una magnífica cocina de producto que enamora a todo aquél que la prueba. Elaboraciones que Paco prepara con esmero, a fuego lento y con grandes dosis de cariño, logrando superarse en cada visita a Taberna Puerto Lagasca.
Nada más cruzar el umbral del restaurante, nos encontramos con un coqueto espacio de espíritu marinero. Sencillo, cálido y acogedor, nos adentra en una inolvidable experiencia que hará las delicias de los amantes de la buena mesa. Una cocina honesta y con esencia, que nos adentra en el mágico universo de Taberna Puerto Lagasca.
En nuestra visita al restaurante y atendidos por Camille, la encantadora jefa de sala, comenzamos saboreando su inevitable tapa de tortilla de patatas casera. Un pequeño gran detalle que nunca falta y que nos cautiva con su formidable textura y agradable sabor. Continuamos con un sensacional salmorejo casero que Paco borda, y nos hizo rebañar a conciencia hasta la última cucharada.
No pueden faltar nunca las papas arrugadas, un guiño a Canarias, la tierra de Caldas, que acompañamos con mojo rojo y verde, a cuál más rico. Los langostinos salteados con tandoori, espuma de mango y guacamole, son una elaboración original, exótica y rotunda que, sin duda, merece la pena probar. Una delicia en toda regla, que nos condujo a un excepcional pulpo a la parrilla con puré de patata y espuma de alioli gratinado, que compartió protagonismo con el plato del día, en este caso con un sabrosísimo rabo de toro a la cordobesa que nos pareció una auténtica maravilla.
De postre, no puede faltar la famosa puertorrija con helado de canela y crema inglesa. Un dulce sublime que aporta el broche final perfecto a cada velada en Taberna Puerto Lagasca. Un restaurante con alma y esencia en el corazón de la milla de oro madrileña que logra conquistar los paladares más exigentes… ¡Desde el primer bocado!