Dibujo Goya Corrida de toros

Van pasando los años, las décadas y los siglos pero la polémica en torno a las corridas de toros y el resto de actividades que protagoniza el toro de lidia sigue estando de rabiosa actualidad. Ahora se ha puesto en el centro de este debate –que yo personalmente considero poco fructífero debido a que ambas posiciones son irreconciliables-, el artista español Goya, que algunos consideran antitaurino y otros taurino

¿Goya era taurino porque pintaba muchas corridas de toros?

Para algunos, Goya pintaba eventos taurinos porque le gustaban. A mí particularmente, esta tesis no me convence; de hecho, me parece muy poco sólida ya que muchas personas se dedican a estudiar manifestaciones humanas del tipo que sean –culturales, políticas, sociales, etc.-, sin tener necesariamente que simpatizar con ellas. En este sentido, todos coincidiríamos en señalar que un experto en la historia del nazismo no tiene porqué ser nazi.

Los taurinos del Siglo XXI defendiendo prácticas del Siglo XVIII

A pesar de que no deja de ser la masacre pública de un ser vivo para divertirse, la tauromaquia ha evolucionado mucho a lo largo de los siglos, no únicamente en lo referente al propio toro de lidia y a su normativa sino también en relación a los caballos, los grandes damnificados cuando se ejecutaba la suerte de varas.

En este sentido, sorprende que los defensores de la tauromaquia actual defiendan o consideren como propias unas prácticas taurinas del Siglo XVIII que –como se aprecia en la obra de Goya-, eran auténticas carnicerías perpetradas por auténticos salvajes. Los taurinos deberían reflexionar en este sentido.

Excesiva visceralidad taurina

Otra cosa que llama la atención en este debate es la visceralidad del colectivo taurino a la hora de defender su punto de vista, no únicamente en las redes sociales –territorio digital abonado para la hiperventilación-, sino también desde algunos medios de comunicación, como Levante, que titula ‘Ahora pretenden que Goya sea antitaurino’ o La Voz del Tajo, aún más duro, con un ‘Goya, ese ‘antitaurino’ que acabará siendo machista o fascista’.

Mi sensación es que la gran mayoría de los que intervienen en este debate lo hacen desde una posición de militancia, ya sea taurina o antitaurina. Pero también es cierto que los argumentos de los antitaurinos son mucho más técnicos y sosegados que los de los taurinos, muy agresivos verbalmente en su gran mayoría.

El debate a favor o en contra de las corridas de toros y la tauromaquia en general va a seguir pero, al final, resulta ser un tanto estéril ya que ambas posturas son totalmente irreconciliables.

A título personal, considero que podría ser que Goya no fuera taurino ni antitaurino. Me explico. Creo que el pintor contemplaba las corridas de toros como una manifestación social de su época. Había asistido a muchas, así que no creo que le resultaran repulsivas. A pesar de ello, es obvio que se trataba de un hombre con una sensibilidad muy especial y no es descartable que se pudiera sentir afligido por el trato salvaje que se le daba a los toros.

Como apuntan los que sostienen que Goya era antitaurino, los rostros deformes y maléficos de muchos de los hombres que protagonizaban sus obras sobre la tauromaquia –que contrastan con la estampa noble del toro-, podrían sugerir una cierta crítica a la crueldad humana contra los animales.